La reproducción en mamíferos y por tanto en humanos, precisa de ovocitos y espermatozoides, cada uno aportando la carga genética de los progenitores.
Los espermatozoides se generan en los testículos, pero no antes de la pubertad. Es decir, si analizáramos la estructura del testículo infantil observaríamos una carencia total de los mismos.
Es a partir del momento de la pubertad cuando el testículo adquiere la capacidad de generarlos y liberarlos en la eyaculación. Aunque decrece su número y aumentan los porcentajes de espermatozoides anómalos a medida que avanza la edad, la actividad testicular no cesará, se eyacule o no, a menos que haya enfermedades.
De manera tal que a lo largo de su vida un varón, produce trillones de sus células reproductivas.
El caso de la mujer, es completamente opuesto: La totalidad de sus células reproductoras, los ovocitos, sólo los puede generar antes de nacer en el vientre de su madre.
¿Cuándo se crean los ovocitos (“óvulos”)?
Los ovarios del embrión humano inician los procesos madurativos alrededor de la semana 6ª de embarazo lo que le llevan a producir los ovocitos (óvulos) a partir de la semana 12ª de gestación. En esas semanas su actividad es frenética. Pasa de no contener ninguno a alcanzar un máximo entre 5 y 6 millones apenas 11 o 12 semanas más tarde, alrededor de la semana vigesimosegunda de gestación. A partir de ese momento cesará para siempre y por completo la producción de nuevos ovocitos. Por ello, la reserva ovárica, es decir el número total de ovocitos que dispondrá la futura mujer queda fijado antes de nacer e irá disminuyendo conforme pase el tiempo.
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