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Mujeres científicas que cambiaron la historia de la Fertilidad Humana

Mujeres científicas que cambiaron la historia de la Fertilidad Humana

Como denuncia la Asamblea General de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, aún existen en todo el mundo numerosas leyes discriminatorias que dejan a niñas y mujeres en una posición de segunda clase con limitaciones en ámbitos como la salud, la educación, los derechos laborales, derechos de propiedad, etc.

En 2016 este organismo estableció el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia para hacer visible el papel clave que desempeñan las mujeres en la comunidad científica y promover que accedan en igualdad de condiciones a la educación y a la investigación en las áreas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, -también conocidas áreas STEM (del inglés Science, Technology, Engineering and Mathematics)-.

En nuestro entorno cada vez son más las mujeres que eligen formarse en las áreas STEM y desarrollan brillantes carreras. Pero esta situación está muy lejos de lo que sucede en otros lugares. Por eso queremos ser partícipes de la celebración del “Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia” recordando algunas mujeres científicas que realizaron aportes relevantes en la Medicina Reproductiva ¡Gracias a todas ellas y a las que desde el anonimato han permitido el avance de la ciencia!

Mujeres destacadas en el campo de la Medicina Reproductiva Humana

Trótula di Ruggiero, pionera ginecóloga en la Edad Media

En el siglo XI, en plena Edad Media, Trótula de Ruggiero fue médica y profesora en la Escuela de Salerno, lo que le acabó llevando a ser conocida posteriormente como Trótula de Salerno. La Escuela de Salerno fue uno de los primeros centros de enseñanza de medicina en Europa. Permitía el acceso de mujeres como alumnas y como profesoras, lo cual era excepcional en aquella época.

Trótula di Ruggiero estudió intensamente el área de la ginecología y la obstetricia y se la considera la primera persona en especializarse en esas áreas. Fueron muchos los que otorgaron la autoría de sus trabajos a su marido, ya que no concebían que fuera una mujer la que estuviera detrás esos brillantes avances científicos. Escribió varios tratados, entre ellos el “Passionibus mulierum curandorum” (Curación de las dolencias de las mujeres), que fue usado como texto obligatorio en las universidades durante varios siglos. En él recogía ideas revolucionarias para su época, por ejemplo, que la menstruación no era el origen de todas las dolencias de la mujer y que los problemas de fertilidad no provenían siempre de la mujer, una idea inconcebible hasta ese momento.  

Rose Epstein Frisch, el importante papel de la grasa corporal en la fertilidad

Rose Epstein Frisch se licenció en Zoología en la Universidad de Columbia en 1940.  pero detuvo su actividad investigadora durante la infancia de sus tres hijos para ocuparse de su cuidado. 17 años después de doctorarse, retomó su vida científica en Harvard. Inferior sueldo y casi nula posibilidad de ascenso por el hecho ser mujer no frenaron su iniciativa. Para ella en cierto modo supuso una liberación, tal y como contó uno de sus hijos: “Debido a que estaba libre de presiones del camino académico normal, podía seguir su curiosidad intelectual sin preocuparse por obtener la titularidad”.

Rose Frisch realizó exhaustivos estudios de mujeres, sobre todo en atletas y gimnastas, hasta concluir que hace falta un mínimo porcentaje de grasa corporal para que se alcance la menarquia (primera menstruación) y también para que se mantengan ciclos menstruales regulares. Estos últimos tienen un papel fundamental en la fertilidad de la mujer.

En aquella América, aún de mayoría masculina en el mundo de la ciencia, sus charlas sobre la menstruación no estaban bien vistas y eran motivo de escándalo y rechazo. A pesar de ello su idea se acabó implantando y se mantiene hasta día de hoy. Hicieron falta veinte años tras el lanzamiento de su hipótesis para que pudiera ser confirmada, en 1994, con el descubrimiento de la leptina, una hormona que se produce en la grasa y que interviene en el inicio de la pubertad y en la fertilidad, entre otras muchas cosas.

Karen Sermon, pasión por hacer crecer el conocimiento en genética

Karen Sermon inició un emocionante camino en el mundo del diagnóstico genético preimplantacional embrionario (DGP) en el que sigue inmersa hoy en día tras haber sido fuente de numerosos avances. El DPG (también denominado PGTA) consiste en estudiar el material genético del embrión en laboratorio. Con él podemos detectar problemas genéticos en los embriones en laboratorio, antes de que lleguen a iniciar un embarazo.

Algunas enfermedades aparecen si existe una alteración o mutación en un gen concreto, se las conoce como enfermedades monogénicas. Es en este tipo de enfermedades sobre las que Karen Sermon puso su foco. Desarrolló un DGP para detectar los embriones que iban a desarrollar la enfermedad de Tay-Sachs, una grave enfermedad hereditaria que produce daño neurológico y muerte temprana. A partir de ese momento siguió trabajando incesablemente en mejorar la técnica y desarrollar DGP para muchas más enfermedades monogénicas. Sus trabajos han sido publicados en las más importantes revistas científicas de genética y de reproducción.

Su afán por la continua mejora la llevó a desempeñar diversos puestos de responsabilidad en organismos internacionales de máximo nivel, como la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE, European Society of Human Reproduction and Embryology). Karen Sermon sigue a día de hoy comprometida con la potenciación y divulgación del conocimiento. En los últimos años centra sus investigaciones en el área de las células madre, concretamente en cómo se producen alteraciones de los cromosomas en embriones humanos.

Anna Veiga, primeros pasos de la fecundación in vitro española

Su interés en la reproducción asistida la llevó a dirigir el laboratorio de Fecundación in Vitro que logró el primer bebé nacido por esta técnica en España. Anna Veiga ha reconocido en alguna ocasión que tuvo que luchar contra dificultades, aunque no tanto por ser mujer, sino por ser bióloga. La medicina reproductiva hasta esos años estaba muy centrada en aspectos médicos pero el despegue de la FIV y el espectacular trabajo que llevó a cabo junto a su equipo le llevaron a seguir en la ola de hitos históricos de la medicina reproductiva en España: el primer bebé nacido de un embrión congelado, el primer DGP, el primer embarazo de un óvulo y un espermatozoide donado…

Sus trabajos le condujeron posteriormente al área de las células madre para, entre otras cosas, poder usarlas para tratar enfermedades degenerativas. Con una amplia e intensa actividad investigadora Anna Veiga tiene más de cien trabajos publicados y es una figura referente en sus ámbitos de trabajo. Ha participado activamente en las sociedades científicas más importantes. Recordamos con admiración que fue socia fundadora de la Asociación Española para el Estudio de la Biología de la Reproducción (ASEBIR) y presidenta de la ESHRE.

Mª Carmen Tióbióloga del Instituto Bernabeu

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