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“Los embriones sin destino son un problema porque se acumulan y generan problemas legales y logísticos ya que no queda claramente definido qué hacer con ellos”

“Los embriones sin destino son un problema porque se acumulan y generan problemas legales y logísticos ya que no queda claramente definido qué hacer con ellos”

Entrevista a Jaime Guerrero, director de la Unidad de Ovodonación y Criobiología

Instituto Bernabeu aboga porque se establezca un límite temporal al almacenamiento para que, una vez cumplido, sea posible destruir aquellos embriones a los que por algún motivo no ha sido posible dar el destino elegido o de los que se desentienden las parejas

La Sociedad Española de Fertilidad ha revelado que 60.000 embriones congelados fruto de tratamientos de parejas se encuentran sin destino

Efectivamente, el número de embriones congelados en los Bancos es enorme, lo que genera una serie de problemas legales y logísticos a las clínicas, que al final no saben muy bien qué hacer con ellos. Hay trabajos que hablan 1,4 millones en Estados Unidos. A nivel nacional el último registro SEF se recoge que hay más de 668.000 embriones congelados. De estos, se estima que el 12% de ellos se encuentra sin destino.

¿Y qué destino tienen?

La Ley española contempla cuatro opciones para los embriones criopreservados: conservarlos para uso propio; donarlos con fines reproductivos; destinarlos a la investigación básica; y que se puedan destruir sin otro fin.

¿Cuántos embriones acumula la clínica y en qué situación se encuentran?

En nuestro Banco tenemos almacenados del orden de 19.000 embriones. De ellos, aproximadamente el 5% se han donado a otras parejas; el 10% se ha destinado a la investigación; en otro 10% de los casos la pareja ha decidido su destrucción; y el 75% restante corresponden a embriones cuyo destino inicialmente es el mantenimiento para la propia pareja, por si en algún momento decidieran hacer uso de ellos. De estos últimos, sin embargo, hay un buen número de ellos de los que las parejas se han desentendido.

¿Por qué hay embriones que llevan años acumulados y sin un destino concreto y a qué fines van destinados?

Cada dos años como mínimo los centros deben solicitar la renovación del consentimiento a los pacientes, por si quieren mantener su decisión o cambiar a alguno de los otros supuestos contemplados. Cuando no hay contestación en dos ocasiones consecutivas, los embriones pasan a disposición del centro, que podrá decidir entonces sobre su destino. Ocurre en no pocas ocasiones que no recibimos contestación por parte de los pacientes, quedando los embriones en situación de “abandono”.

Otra cuestión es que no siempre es posible aplicar el destino que la pareja decide para ellos. En aquellos casos en los que se elige donarlos con fines de investigación tenemos el problema de las líneas de investigación que requieren embriones humanos son inexistentes. Muchos de los que son donados con fines reproductivos a otras parejas no reúnen los estudios mínimos exigidas por la ley y por tanto no pueden ser utilizados.

Respecto a los que optan por su destrucción sin otro fin, también tienen que darse unas condiciones concretas. Debe considerarse que la paciente no reúna las condiciones óptimas para someterse a un tratamiento de reproducción, algo que debe ser constatado por al menos dos especialistas ajenos al centro. El problema es que la paciente no suele gestionar estos informes.

¿Las familias se han desentendido de ellos? ¿por qué ha ocurrido?

Un porcentaje importante de parejas no responden a la renovación, por lo que se considera efectivamente que desentienden de sus embriones. Son varios los motivos por los que esto puede darse: porque las pacientes, una vez cumplido su proyecto reproductivo, no se plantean utilizar los embriones restantes y están indecisas sobre qué destino darles, cambios de domicilio de los que no somos conocedores por lo que los pacientes no pueden recibir la notificación, entre otras razones. En esta situación, como decía antes, quedan a disposición del centro. Sólo en casos muy concretos son válidos para donarlos a otras parejas, y con el resto por lo general no hacemos nada, ante la posibilidad de que fueran reclamados en un futuro.

Hay una cuestión moral y ética, porque estamos hablando de futuros seres humanos

Así es, por eso la Ley es bastante conservadora y establece un nivel de protección alto. En este sentido e intenta priorizar el fin reproductivo de estos embriones frente a las otras opciones, aunque como decía no siempre es posible usarlos ya que no reúnen las condiciones y los estudios mínimos que exige la ley.

¿Qué le supone a una clínica como IB acumular y guardar estos embriones? ¿Es un coste elevado?

El mantenimiento de estos embriones tiene un coste importante, las instalaciones son caras, el consumo de nitrógeno también es elevado. Pero en mi opinión, el principal problema en mi opinión desde el punto de vista logístico más allá de la cuestión económica es que el espacio que requieren en tanques de nitrógeno líquido es limitado, la capacidad de los centros de ampliar sus Bancos cada vez es menor. De hecho hay clínicas en estados Unidos que cuando se quedan sin espacio externalizan sus Bancos aempresas especializadas en almacenamiento de embriones de terceros.

¿Qué opinión tiene la clínica respecto a esta situación?

Consideramos que una posible solución consistiría en permitir su destrucción pasado un periodo determinado de tiempo sin que se haya podido aplicar el destino elegido o sin la renovación del consentimiento. Por otro lado, otra línea de actuación consistiría en restringir el número de embriones generados al estrictamente necesario de acuerdo a las expectativas y al proyecto reproductivo de cada pareja. No olvidemos que el objetivo no es acumular embriones sino lograr el embarazo.

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