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Vitrificación de embriones ¿Cuándo y cómo?

Vitrificación de embriones ¿Cuándo y cómo?

Un buen programa de congelación embrionaria es fundamental para incrementar las posibilidades de gestación en las parejas que se someten a técnicas de reproducción asistida. En los últimos años hemos observado un incremento significativo de los ciclos de descongelación y posterior transferencia embrionaria, conocidos como criotransferencias (CTs). Nuestros datos en el Instituto Bernabeu así lo corroboran, ya que del total de transferencias realizadas, hemos pasado de un 22% de CTs en el año 2011 a un 70% en este mismo año. Este cambio de escenario se debe a varios factores:

  • Las mejoras técnicas llevadas a cabo en la criopreservación. Fundamentalmente la introducción de la vitrificación, que nos permite obtener porcentajes de supervivencia embrionaria cercanos al 100% tras la descongelación.
  • Las mejoras en las condiciones de cultivo embrionario nos ofrecen la posibilidad de vitrificar y transferir en el estadio de blastocisto en la mayoría de los tratamientos que realizamos. La transferencia en blastocisto hace que se incremente el porcentaje de implantación y de embarazo clínico, ya que permite una mejor sincronización con el endometrio, una disminución de la contractilidad uterina y una mejor selección embrionaria. Esto ha hecho posible la transferencia de un único embrión evitando el embarazo múltiple.
  • La introducción del Test Genético Preimplantacional para el análisis de aneuploidías (PGT-A) mediante secuenciación masiva (NGS), que nos permite el análisis de todos los cromosomas del embrión tras su biopsia y congelación en el estadio de blastocisto.

Estos factores han permitido que los porcentajes de embarazo sean prácticamente los mismos o en algunos casos mejores cuando la transferencia se realiza en diferido, tras la vitrificación embrionaria, que cuando se realiza en fresco. Esto ha supuesto un cambio en la estrategia de los tratamientos de FIV/ICSI, con la puesta en marcha de la congelación de todos los embriones de la cohorte, sin realizar la transferencia en fresco. Esta estrategia se conoce como “freeze all”. Además, este cambio supone la eliminación de cualquier riesgo de hiperestimulación ovárica y permite una sincronización endometrial óptima en un ciclo posterior. 

También hay que tener en cuenta otros factores del propio laboratorio de FIV que pueden afectar a los resultados. La congelación debe realizarse cuando la calidad embrionaria es buena. De no ser así, estaremos creando falsas expectativas en las parejas que confían en nosotros, ya que esos embriones no sobrevivirán a la descongelación y por tanto no darán lugar a embarazo. Además, la curva de aprendizaje de los embriólogos es fundamental, por lo que un entrenamiento exhaustivo es necesario. Aunque los protocolos están estandarizados, cada laboratorio puede aportar pequeños cambios que hagan incrementar sus éxitos.

Dr. Jorge Ten, director Biología Reproductiva del Instituto Bernabeu.

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